Consulta Psiquiátrica

La consulta psiquiátrica es una valoración médica especializada que tiene como objetivo identificar si existe algún problema de salud mental que requiera tratamiento, ya sea farmacológico o psicoterapéutico. Consiste en una entrevista donde además de investigar antecedentes médicos importantes (como cirugías, alergias, enfermedades previas, antecedentes médicos familiares, etc.), se pretende conocer aspectos personales y del comportamiento del consultante, que pudieran estar afectando su funcionamiento general. Es necesario poder obtener la mayor cantidad de información, tanto de los antecedentes como del motivo de consulta para construir tener una aproximación diagnóstica más certera. En la mayoría de los casos se requiere de varias valoraciones para llegar a un diagnóstico definitivo, y así proponer un tratamiento. Los diagnósticos psiquiátricos son clínicos, es decir, se realizan a través de la entrevista, integrando la información proporcionada por el paciente (y/o familiares) y aquella que surge de la observación del médico psiquiatra. En algunos casos se pueden solicitar estudios de laboratorio y/o gabinete con la finalidad de descartar o corroborar la sospecha de otras enfermedades y así poder indicar el mejor tratamiento para cada persona de manera individualizada.

Algunos conceptos básicos

Todas las personas en algún momento de nuestra vida experimentamos cambios en el estado de ánimo. Algunas situaciones como la pérdida de un ser querido, experiencias difíciles de vida, desilusiones significativas pueden dar lugar a cambios emocionales y a la experimentación de lo que es la tristeza.

La tristeza NO ES LO MISMO que la depresión, la depresión es MÁS que eso. La tristeza es una de las emociones básicas del ser humano, es decir, que todas las personas experimentamos y que son normales sentir en algún momento de nuestra existencia, junto con el miedo, el enojo (ira), el asco (desagrado), la sorpresa y la felicidad. La tristeza generalmente es provocada cuando nuestras expectativas no se ven cumplidas o cuando las circunstancias de vida son más adversas que favorables.

La depresión, por otro lado, no solo es sentirse triste o abatido, es un trastorno caracterizado por una serie de síntomas que deben estar presentes por un periodo específico de tiempo (más de dos semanas). Los síntomas que se presentan para poder diagnosticar depresión son: alteraciones en el sueño (no poder dormir o dormir más de lo habitual), alteraciones en el apetito (disminución o aumento), desinterés en actividades diarias, cansancio, dificultad para concentrarse, dejar de disfrutar actividades placenteras, ideas de culpa, ideas de poca valía, pueden presentarse ideas de muerte y en algunos casos ideas suicidas. Cualquier persona, sin importar su género, edad, religión, etnia o nivel socioeconómico puede padecer depresión, siendo más común entre las mujeres si hablamos de género; y entre adolescentes, adultos jóvenes y adultos mayores si hablamos de grupo de edad. El tener un familiar/pariente con problemas depresivos aumenta el riesgo en la familia de presentar un problema de este tipo.

La depresión es uno de los trastornos mentales más frecuentes y de los más incapacitantes. En el año 2010 fue la 2ª causa de incapacidad a nivel mundial. Sus efectos pueden resumirse en: sufrimiento intenso que se puede cronificar, menor calidad de vida, aislamiento, discapacidad y riesgo de muerte. En eso radica la importancia de poder hacer una identificación oportuna y recibir tratamiento adecuado.

La ansiedad es un fenómeno que experimentamos todas las personas de manera normal en diferentes momentos de nuestra vida, sobre todo en situaciones estresantes; podríamos decir que es una respuesta natural que tiene el organismo ante ciertos estímulos que pueden ser percibidos como amenazantes o peligrosos, como si fuera una señal de alarma que los seres vivos tenemos para enfrentarnos a situaciones desconocidas. El objetivo de la ansiedad es movilizar al individuo a través de ciertas sensaciones en el cuerpo con el fin de que pongamos en marcha estrategias necesarios para evitar, asumir o afrontar la situación que se nos presenta, en otras palabras, la ansiedad es uno de los muchos mecanismos que tenemos para mejorar nuestro rendimiento y adaptación al medio.

Sin embargo cuando esto sale de control y comienza a afectar nuestro funcionamiento diario, como modificar nuestro sueño, apetito, concentración disminuir nuestro rendimiento académico/laboral/social, podríamos hablar de un probable trastorno de ansiedad, es decir, una condición médica que requiere ser evaluada por un profesional de la salud mental para recibir un tratamiento adecuado, ya que la ansiedad al superar los límites de lo controlable comienza a representar un problema más, en lugar de ser un factor que contribuya al afrontamiento de las situaciones de vida.

El grupo de los trastornos de ansiedad es uno de los más frecuentes dentro de las enfermedades psiquiátricas y ocasiona un deterioro funcional y un malestar importantes. En México existen estudios que muestran que este tipo de padecimientos aparecen entre los 15 y los 45 años de edad de manera más frecuente, con una proporción mayor para las mujeres que para los hombres, de 2 a 1 respectivamente. Siempre que se sospeche de un trastorno de ansiedad deben descartarse otras enfermedades médicas como las alteraciones de la tiroides, de la glicemia (azúcar en la sangre), del oído, del cerebro, del corazón y de la respiración, principalmente. Existen diversos trastornos catalogados como trastornos de ansiedad, los más frecuentes son:

TRASTORNO DE ANSIEDAD GENERALIZADA
El trastorno de ansiedad generalizada se caracteriza por la presencia de preocupación excesiva y persistente, así como síntomas de angustia permanentes, mismos que fluctúan según los acontecimientos de la vida diaria. Son personas que podríamos definir como aprehensivas, que sienten miedo hacia gran parte los sucesos de vida, como si algo malo fuera a ocurrir. Los síntomas pueden presentar los pacientes son: tensión muscular, inquietud desesperación, incapacidad para relajarse, cansancio, dificultad para concentrarse, alteraciones en sueño y apetito, de manera frecuente suele acompañarse de manifestaciones físicas inespecíficas o que no tienen una causa identificable como dolor de cabeza, gastritis, colitis, dolores musculares, etc. Si el cuadro se prolonga, se pueden sobreañadir síntomas depresivos como tristeza, apatía, desinterés.
Es uno de los padecimientos psiquiátricos más frecuentes, y es el que más se asocia con frecuentes visitas al médico ya que no es identificado ni tratado oportunamente.

TRASTORNO DE ANGUSTIA (TRASTORNO DE PÁNICO)
Las personas con trastorno de angustia tienen episodios súbitos de miedo intenso sin motivo, que se llaman crisis de angustia (ataques de pánico). Las crisis de angustia son episodios de miedo desproporcionado, que aparecen sin ningún factor desencadenante aparente, y que se acompaña de múltiples síntomas físicos como puede ser: palpitaciones, sentir que el corazón late más rápido de lo normal (taquicardia), mareo, dolor de cabeza, náuseas, sensación de falta de aire, sensación de opresión el pecho, temblor, sudoración, entre otras. También surgen otros síntomas típicos como son: el miedo a perder el control, el miedo a volverse loco, el miedo a morir, la desrealización (sensación de encontrarse en una situación irreal) o la despersonalización (sensación de separarse de propio cuerpo). Esto síntomas surgen bruscamente y alcanzan su máxima intensidad en cuestión de minutos para después desaparecer (5 a 15 minutos).

Las personas suelen experimentar miedo a presentar nuevas crisis de angustia, por lo que es común que acudan de manera frecuente al médico o a los servicios de urgencia donde tras una revisión médica exhaustiva no se logran identificar alteraciones físicas para alguna enfermedad médica no psiquiátrica, lo que puede aumentar su miedo a presentar alguna enfermedad desconocida.

FOBIA
La fobia es el miedo persistente, irracional, exagerado e invariablemente patológico frente algún estímulo específico o situación. Producen un estrés grave en la persona afectada, que habitualmente reconoce que su reacción es excesiva, pero a pesar de eso no la puede controlar por lo que la consecuencia es una necesidad imperiosa de evitar el estímulo temido.
Se puede desarrollar una fobia a cualquier cosa o situación, existen tantas fobias como ideas en el universo, quizá las más comunes son a algún animal o insecto; a las alturas o a volar, entre otras.

TRASTORNO POR ESTRÉS POSTRAUMÁTICO
Aquellas personas que han sido expuestas a uno o más sucesos traumáticos (guerras, desastres naturales, amenazas, acoso, violencia, etc). pueden desarrollar un trastorno por estrés postraumático. Son características de esta condición el comenzar a presentar recuerdos recurrentes y perturbadores sobre el evento a manera de pesadillas, flasbacks o memorias vívidas instantáneas e involuntarias; tratar de evitar cualquier situación que condicione recordar el evento; ansiedad extrema al entrar en contacto con persona, lugares o cualquier circunstancia que recuerde el acontecimiento acompañada de síntomas físicos parecidos a crisis de angustia: palpitaciones, taquicardia, dificultad para respirar, sudoración, hiperactividad. Los síntomas duran un mes como mínimo y afectan a la capacidad del paciente para retomar su vida normal tanto en casa, como en el trabajo o en las situaciones sociales. En algunos casos, la aparición de los síntomas puede producirse años más tarde de haberse sucedido el acontecimiento causante.